domingo, 20 de mayo de 2007

LAS CASTAÑAS


Las castañas han sido durante siglos un alimento básico. En Europa, hasta la llegada de las patatas y el maíz, fueron mucho más importantes en la dieta que en la actualidad. Desde luego, no había problema para conseguirlas en forma silvestre, y se piensa que cocinas como la gallega utilizaban castañas en muchos platos imposibles de concebir hoy sin las patatas, como por ejemplo el cocido. Actualmente se cultivan principalmente en España, Francia, Portugal e Italia.

Entre las propiedades nutricionales, las castañas frescas tienen 185 calorías por 100 gramos, lo que no es mucho para ser un fruto seco, en realidad es el que menos calorías tiene. Una vez secas tienen 350 calorías, lo que es igualmente inferior al resto de los frutos secos que rondan las 600 calorías muchas veces. Son especialmente ricas en potasio (600 mg/100g), calcio (34mg/100g) y fósforo (70mg/100g). Aportan también algo de proteínas, fibra y una pequeña cantidad de lípidos y sobre todo hidratos de carbono (40g/100g), bastante más que las patatas.

Para la compra y la preparación, el otoño es su época y se pueden encontrar frescas en las fruterías. Deben elegirse grandes, duras y con la piel brillante.

También se venden en conserva y en puré azucarado, lo que facilita muchas recetas.

Lo peor de las castañas es pelarlas. La técnica para pelar las castañas es la siguiente: Se les hace primero un corte en un extremo, se ponen en un cazo con agua al fuego y se lleva a ebullición. Se sacan una a una y se pelan en caliente. La teoría es que así las dos pieles salen juntas con toda facilidad, pero lo cierto es que depende mucho de cada castaña. Es importante que no queden secas ni se enfríen.

En la cocina, su utilización, las castañas se pueden tomar crudas o someterse a alguna preparación.

Asadas en los puestos de la calle casi simbolizan el invierno, y si queremos hacer castañas asadas en casa, sólo tenemos que tenerlas 20 minutos en el horno a 200º.

En la cocina salada se usan, tanto enteras como en puré, en rellenos y guarniciones de platos de caza y aves. Con el cerdo también van bien y en cuanto a verduras, suelen combinarse con coles y lombarda.

Intervienen en innumerables postres y dulces, de los cuales la mayor fama se la llevan los marrons glasés, que son castañas confitadas en almíbar. La receta de los marrons glasés no la hace cualquiera: las castañas se cuecen; una vez escurridas, se cubren con un almíbar flojo hirviendo. Cada 48 horas se sacan, se cuece un poco más el almíbar y se vuelven a poner en él, repitiendo esta operación hasta 3 veces; finalmente se glasean sumergiéndolas en un almíbar a punto de hebra fuerte.

Hace muchos años en las caserías las castañas con leche eran el almuerzo y la cena de todos los días. Hoy en día crudas, cocidas o asadas se comen acompañadas de una buena sidra.

Que rico es comer castañas calentitas, te queda tu barriguita llena y las mejillas coloradas. La castaña crece en el castaño, un árbol muy alto y con hojas muy grandes y, aunque sale de un erizo con pinchos, si lo abres con cuidado no te hará daño, y conseguirás comerte la ¡castaña del castaño!. La castaña fue en el siglo VXIII, el producto principal de Galicia. Pero debido a una plaga la producción de castañas bajo hasta originar una hambruna en 1730. Por esta razón, los gallegos comenzaron a plantar y consumir papa, tubérculo al que siempre habían sido reacios pero que se convirtió en el favorito de Galicia y del cual hablaremos muy pronto….

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